Poco antes del inicio de la pandemia empezaron a darse a conocer una serie de grupos que están revolucionando el indie español retratando la sociedad urbana desde su fresco punto de vista de jóvenes veinteañeros aquejados de estrés, ansiedad, falta de oportunidades (y de amor), precariedad laboral o expectativas incumplidas. Un buen ejemplo es el de las alicantinas Ginebras, que acaban de publicar su segundo LP, "¿Quién es Billie Max?" (Vanana Records), un álbum que se escucha de un tirón porque está lleno de canciones pegadizas, breves pero rabiosas, cargadas de adrenalina, que pueden recordar desde a Aerolíneas Federales a Jordana B. pasando por Nosotras o Los Punsetes.
Sus letras quizá no tengan la profundidad romántica y sentimental de grupos hermanos como Niña Polaca o Carolina Durante, pero tampoco lo pretenden: lo suyo es otra cosa, cantarle a la vida con desenfado, gracia, color, muchas ganas de divertirse (“me voy de after al sistema solar”, “locos, / que mis findes son muy locos”) y palabrotas a través del lenguaje coloquial de su juventud. “Llovían luces de león / se lió, se lió / todos empezaron a follar” ("Billie Max"); “Yo sigo siendo la misma y tú / sigues siendo un gilipollas” ("Alex Turner"); “Estar en bolas / en la cocina / es mi placer / favorito de la vida" ("En bolas"); “Y aunque estoy harta de ser torpe / en otras cosas sí soy puto genial / como en tocar los cojones” ("Desastre de persona"); “Yo te quiero mucho / pero con condón” ("Omeprazol"); “Una pizca de sal / para condimentar / lo que hacemos de noche en tu cuarto / esto es tracatá" ("Rapapá"). El disco se cierra, además, con una emotiva balada grabada en Abbey Road y dedicada a sus fans, "Muchas gracias por venir": “Y en la última canción / se me acelera el corazón / y no me quiero despertar”.